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Cardiotocografía para vigilar el bienestar fetal
En las últimas semanas del embarazo las futuras mamás desean saber cuál es el estado de salud de su bebe, es decir si se encuentra todo bien a su alrededor, para determinar tales situaciones pueden hacer uso de una cardiotocografía.
La cardiotocografía es una de las formas de vigilancia externa de la salud del bebé intraútero que consiste en la monitorización electrónica simultánea de la frecuencia cardiaca fetal y sus cambios en relación a la actividad uterina y/o movimientos fetales, graficados a través del cardiotocógrafo.
Esta prueba se realiza desde la semana 28 del embarazo para medir los cambios periódicos de los latidos fetales el mismo que se relaciona con la salud del bebé, cuando se observan aceleraciones transitorias de la frecuencia cardiaca fetal se denomina reactividad, lo que es considerado como un buen signo de vitalidad del feto.
La prueba es sencilla solo se requiere que la madre haya ingerido alimentos preferentemente dulces una hora antes de la prueba, se puede realizar en forma ambulatoria. Consiste en colocar dos transductores en el abdomen materno, uno para captar los latidos fetales el mismo que se fundamenta en el efecto doppler usado en la ecografía y el otro transductor va al fondo uterino para graficar las contracciones uterinas. La prueba basal, dura entre 20 a 40 minutos, no tiene contraindicaciones, no compromete la salud del bebe y se puede repetir semanalmente de acuerdo a las condiciones de la madre y del feto.
La cardiotocografia sirve como evidencia del bienestar fetal al momento de la prueba, pues estadísticamente tiene una alta especificidad. Esta prueba sencilla beneficia la vigilancia del feto en especial en aquellos de madres que han tenido antecedentes de un embarazo con problemas o cursan con alguna patología médica o propia del embarazo como diabetes gestacional, preeclampsia, insuficiencia placentaria, hipertensión crónica, fetos valiosos de madres que han recibido tratamiento de fertilidad, etc.
Su uso en otros países es muy alta, tal es así que en EEUU el 75% de los partos son monitoreados electrónicamente, a si también en el Perú se viene aplicando esta prueba desde los años 70, que bien utilizado e interpretado por los profesionales de salud entrenados ha demostrado ser una herramienta médica valiosa en la toma de decisiones a favor de la salud perinatal.